No sé si existen
las casualidades. A veces las cosas suceden sin un motivo claro. El
hecho es que, después de conocer la existencia de este libro a través de
la red, y de que algunas personas me habían hablado de él, me fui a El
Corte Inglés con la esperanza de encontrarlo. Primera sorpresa, me
dijeron que estaba en la sección de literatura infantil y juvenil.
Segunda sorpresa, después de un rato sin encontrarlo, alguien lo había
colocado donde corresponde, en la sección de psicología y autoayuda. Así
pues, lo compré y me fui a casa con la intención de empezar a leerlo.
Por la noche, me metí en facebook para ver el estado de la cuestión y,
¡tercera sorpresa!, alguien me pedía amistad desde una página que se
llama "El psicólogo de Nazaret". Increíble. Por supuesto, le di a
"aceptar", aunque la verdad es que a Antonio Gargallo, el autor de este
libro, un maestro turolense que trabaja en Castellón, no lo conozco de
nada. En la solapa del libro se dice que ha escrito varias obras: las
novelas Moviola de tres vidas truncadas (2010) y La Ciudad Milagrosa (2011), y las novelas infantiles El poder de Joel (2011), Pelopincho y la puerta mágica (2011) y Daniel, un príncipe especial
(2012). No obstante, y para que mi lectura y mi comentario fueran lo
más imparciales posible, no he leído nada de lo que aparece en dicha
página de facebook.
En una revista de actualidad (Psichologies), aparecía en portada la siguiente cuestión: ¿Es posible ser una persona espiritual y no religiosa al mismo tiempo? Esta cuestión ya se nos planteaba en el comentario del libro de Mercedes Nasarre Un psiquiatra se pone a rezar (ver aquí). La respuesta que daba Nasarre es que sí, que no podemos obviar la dimensión espiritual del hombre con independencia de que esta se desarrolle en un contexto religioso o no. Antonio Gargallo plantea la misma cuestión. De hecho, Cristina, la protagonista de la novela que estamos comentando, en principio se declara atea, sobre todo después de que su novio la dejara una semana antes de la boda. Es más, da la sensación de que el autor hace una separación clara entre lo espiritual y lo religioso, para centrarse casi exclusivamente en lo psicológico, cuando la protagonista comienza una terapia con un misterioso psicólogo que se llama Naim, y que proviene de Nazaret. La terapia dura un mes (como los ejercicios ignacianos) y "consiste en contemplar al hombre más feliz que pasó por la Tierra en todos los tiempos, y aplicar su psicología y su estilo de vida en nuestras vidas, independientemente de que creas que es el Hijo de Dios, que pienses que fuese un profeta o que consideres que era un simple hombre. Si hubo en el mundo una persona capaz de conectar con su más pura esencia, de vivir en un estado continuo de libertad y de paz interior, además de adquirir un desarrollo personal completo y autorrealizarse como hombre, ese fue Jesús. Afortunadamente alguien se preocupó por recopilar sus enseñanzas y su biografía, con lo cual nos ha dejado un material de un valor indescriptible para poder aplicarlo en nuestras vidas desde el ámbito de la psicología. No obstante, siéntete muy libre para adentrarte en la terapia o para marcharte, si así lo deseas" (pág. 38). Como veis, el autor no engaña a nadie. El programa que va a desarrollar en su novela es muy claro.
La pregunta que me surge en estos momentos es cómo resolverá el autor la difícil cuestión de separar al Jesús histórico del Jesús de la fe, al Jesús real (del que no sabemos prácticamente nada) del Jesús del anuncio post-pascual (kerygma). Con otras palabras, ¿es posible elaborar un perfil psicológico de Jesús al margen de la fe de los que nos hablan de él? No existe ninguna biografía de Jesús. De Jesús solo se conocen algunas de las cosas que hizo y dijo durante unos pocos años de su vida. Del resto, nada. Y todo lo que nos cuentan de él tiene una clara intención: Jesús vino a presentarnos el verdadero rostro del Padre y a establecer el reino de Dios ya en nuestro mundo.
Efectivamente, tras la lectura del libro, uno se da cuenta de que este tema no se aborda. Simplemente, de vez en cuando, se dice que da igual cuáles sean tus creencias con respecto a Jesús para acercarte a él y poder adoptar sus actitudes en tu vida. Muerto el perro, se acabó la rabia.
Más allá de esta cuestión inicial, este libro me ha resultado muy ameno. Original en sus planteamientos iniciales, aunque un poco escaso de recursos al final. Con un lenguaje muy sencillo, cada página que lees es una invitación de alguna manera a profundizar en la personalidad de la protagonista, pero también en la tuya. De una forma muy sutil, Naim, el psicólogo de Nazaret, va haciendo caer en la cuenta a Cristina (la protagonista) de cuáles son los fundamentos sobre los que una persona debe construir su vida. Para ello, el psicólogo siempre propone unas lecturas de ciertos pasajes evangélicos para que sean contemplados y meditados. Lógicamente, hay una invitación encubierta para que el lector también se confronte a ellos y vaya sacando sus propias conclusiones. Al final, la vida cambia para la protagonista, que percibe a los demás, a sí misma y a la realidad entera de una forma radicalmente diferente. Las cosas no han cambiado, pero sí su mirada. Ahora siente que todo es extraordinariamente nuevo, y por eso decide comenzar una nueva vida.
En una revista de actualidad (Psichologies), aparecía en portada la siguiente cuestión: ¿Es posible ser una persona espiritual y no religiosa al mismo tiempo? Esta cuestión ya se nos planteaba en el comentario del libro de Mercedes Nasarre Un psiquiatra se pone a rezar (ver aquí). La respuesta que daba Nasarre es que sí, que no podemos obviar la dimensión espiritual del hombre con independencia de que esta se desarrolle en un contexto religioso o no. Antonio Gargallo plantea la misma cuestión. De hecho, Cristina, la protagonista de la novela que estamos comentando, en principio se declara atea, sobre todo después de que su novio la dejara una semana antes de la boda. Es más, da la sensación de que el autor hace una separación clara entre lo espiritual y lo religioso, para centrarse casi exclusivamente en lo psicológico, cuando la protagonista comienza una terapia con un misterioso psicólogo que se llama Naim, y que proviene de Nazaret. La terapia dura un mes (como los ejercicios ignacianos) y "consiste en contemplar al hombre más feliz que pasó por la Tierra en todos los tiempos, y aplicar su psicología y su estilo de vida en nuestras vidas, independientemente de que creas que es el Hijo de Dios, que pienses que fuese un profeta o que consideres que era un simple hombre. Si hubo en el mundo una persona capaz de conectar con su más pura esencia, de vivir en un estado continuo de libertad y de paz interior, además de adquirir un desarrollo personal completo y autorrealizarse como hombre, ese fue Jesús. Afortunadamente alguien se preocupó por recopilar sus enseñanzas y su biografía, con lo cual nos ha dejado un material de un valor indescriptible para poder aplicarlo en nuestras vidas desde el ámbito de la psicología. No obstante, siéntete muy libre para adentrarte en la terapia o para marcharte, si así lo deseas" (pág. 38). Como veis, el autor no engaña a nadie. El programa que va a desarrollar en su novela es muy claro.
La pregunta que me surge en estos momentos es cómo resolverá el autor la difícil cuestión de separar al Jesús histórico del Jesús de la fe, al Jesús real (del que no sabemos prácticamente nada) del Jesús del anuncio post-pascual (kerygma). Con otras palabras, ¿es posible elaborar un perfil psicológico de Jesús al margen de la fe de los que nos hablan de él? No existe ninguna biografía de Jesús. De Jesús solo se conocen algunas de las cosas que hizo y dijo durante unos pocos años de su vida. Del resto, nada. Y todo lo que nos cuentan de él tiene una clara intención: Jesús vino a presentarnos el verdadero rostro del Padre y a establecer el reino de Dios ya en nuestro mundo.
Efectivamente, tras la lectura del libro, uno se da cuenta de que este tema no se aborda. Simplemente, de vez en cuando, se dice que da igual cuáles sean tus creencias con respecto a Jesús para acercarte a él y poder adoptar sus actitudes en tu vida. Muerto el perro, se acabó la rabia.
Más allá de esta cuestión inicial, este libro me ha resultado muy ameno. Original en sus planteamientos iniciales, aunque un poco escaso de recursos al final. Con un lenguaje muy sencillo, cada página que lees es una invitación de alguna manera a profundizar en la personalidad de la protagonista, pero también en la tuya. De una forma muy sutil, Naim, el psicólogo de Nazaret, va haciendo caer en la cuenta a Cristina (la protagonista) de cuáles son los fundamentos sobre los que una persona debe construir su vida. Para ello, el psicólogo siempre propone unas lecturas de ciertos pasajes evangélicos para que sean contemplados y meditados. Lógicamente, hay una invitación encubierta para que el lector también se confronte a ellos y vaya sacando sus propias conclusiones. Al final, la vida cambia para la protagonista, que percibe a los demás, a sí misma y a la realidad entera de una forma radicalmente diferente. Las cosas no han cambiado, pero sí su mirada. Ahora siente que todo es extraordinariamente nuevo, y por eso decide comenzar una nueva vida.
El autor, Antonio Gargallo |
Claro, directo, original en sus planteamientos, El psicólogo de Nazaret es
un libro con una clara vocación de llegar allí donde otros no llegan,
de ser aceptado allí donde cualquier cosa que tenga un tufillo religioso
es rechazado. Es cierto que, por momentos, uno tiene la sensación de
que pueda quedarse en una nueva manifestación de la llamada New Age,
movimiento sincrético para-religioso-espiritual cuya máxima expresión
es la búsqueda del bienestar personal, del buen rollito, donde los demás
no caben, con independencia de cuáles sean las fuentes. Obviamente no
es así. Antonio Gargallo y su libro tienen claro el objetivo y los
medios para acceder a él. Si la apuesta es por Jesús, lo debe ser hasta
el final. En este sentido, felicito al autor, pues creo que lo ha
conseguido con creces.
"Querido diario -escribe la protagonista-, durante este mes he podido encontrar la paz y la armonía que tanto ansiaba mi corazón. Además, me he reconciliado conmigo misma, con mi historia, con mis enemigos o adversarios, y he encontrado el camino de la verdad y la vida: Jesús. Mi mirada es más limpia y mi corazón más pobre; ya no busco mi propia vanagloria, pues mi lema es: «Jesús, contigo y como tú» y el sentido práctico de mi vida quedaría englobado en cinco palabras: «En todo amar y servir».
Estas dos frases tienen que convertirse en mi tesoro y en ellas morar hasta el fin de mis días terrenales.
Ojalá el fuego que hay dentro de mí no vuelva nunca a apagarse.
¡Gracias, Naim! ¡Gracias, Jesús!"
Así pues, libro muy recomendable que se convertirá en un clásico de la literatura psicológico-religiosa en poco tiempo. Su positividad te engancha y hace que no puedas parar de leer. Al final, el poso que te deja es fantástico. ¡Ojo! Puede tener efectos secundarios: puede hacer que seas mejor persona y te ayude a ser feliz. ¡Gracias, Antonio!
"Querido diario -escribe la protagonista-, durante este mes he podido encontrar la paz y la armonía que tanto ansiaba mi corazón. Además, me he reconciliado conmigo misma, con mi historia, con mis enemigos o adversarios, y he encontrado el camino de la verdad y la vida: Jesús. Mi mirada es más limpia y mi corazón más pobre; ya no busco mi propia vanagloria, pues mi lema es: «Jesús, contigo y como tú» y el sentido práctico de mi vida quedaría englobado en cinco palabras: «En todo amar y servir».
Estas dos frases tienen que convertirse en mi tesoro y en ellas morar hasta el fin de mis días terrenales.
Ojalá el fuego que hay dentro de mí no vuelva nunca a apagarse.
¡Gracias, Naim! ¡Gracias, Jesús!"
Así pues, libro muy recomendable que se convertirá en un clásico de la literatura psicológico-religiosa en poco tiempo. Su positividad te engancha y hace que no puedas parar de leer. Al final, el poso que te deja es fantástico. ¡Ojo! Puede tener efectos secundarios: puede hacer que seas mejor persona y te ayude a ser feliz. ¡Gracias, Antonio!
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